Pep Bruno
El calor, la algarabía de los niños en la calle, un perro ladrando, una mosca. Todo son impedimentos para centrarme en la escritura. Un cuento, aunque no tenga altas pretensiones como éste, precisa de su tiempo. Pero no hay manera.
Por la ventana entra un loro rojo dando voces, me levanto y corro tras él gritando ¡dejadme escribir de una vez!, pero es en balde. Detrás del loro entra un burro volando y tras él una vaca en brazos... de un enano saltarín, el jaleo es tremendo. El cartero y una familia de cerdos llaman al timbre. ¡Basta!, grito. Pero no hay manera.
Cojo los folios y el bolígrafo y me voy a la cocina. Cierro la puerta y me siento a escribir. El ruido en el resto de la casa es cada vez mayor (cuadros que caen, cortinas que se rasgan, gritos de animales y vecinos, el timbre que no cesa...) pero por fin doy con el cuento.
Levanto el bolígrafo del papel justo cuando la vaca topa contra la puerta queriendo entrar en la cocina. Sujeto desde dentro para impedírselo mientras sonrío.
6 comentarios:
Me gustó mucho este cuento que fue creándose poco a poco, en medio del bullicia y algarabía.
Un saludo indio
Todo un cúmulo de despropósitos, pero al final, misión cumplida.
Me ha gustado.
Saludos
Qué bueno... puede imaginar al enano saltando con la vaca en brazos....jaja
Hay días así, en que todo nos distre... y sin embargo surgen las letras....
Felicitaciones por el premio...!!!
Muchas gracias por vuestras palabras.
Y gracias a Atrapalabras y sus creadores.
Abrazos
Que bonito!! que bueno!!
¿me dejas que lo lea en la radio?
Hola Mar, encantado de que leas el cuento, pero me gustaría que citaras la autoría y la página en la que está colgado. Un abrazo
Pep Bruno
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