SOL DA LIBERDADE
de Carlos Sáez
in memoriam
Ilustración de Raquel Marín
A las ocho treinta de la mañana, la ciudad
bullía y la gente se desperezaba al trote.
Mario, a contracorriente, caminaba
pausado, saboreando todo lo que se ponía ante sus ojos. De cuando en cuando,
improvisaba algunos pasos de baile y saludaba con palabras de almíbar. Quienes
se cruzaban con él, tomaban una prudente distancia, temiendo
contagiarse del virus de su sospechosa alegría.
Para los niños reservaba la mejor de sus
sonrisas y les ofrecía, generoso, unos pequeños muñecos que sacaba de aquel
petate donde cabía toda su vida. Las figuritas de madera que durante años talló
sin prisa, cuidadosamente.
Ya no quedaba en Mario ningún resentimiento, nada de odio, ni una pizca de la
rabia que sintió al principio… Aquel día fue hermoso desde el mismo instante
que recogió todas sus pertenencias y dejó atrás el último portón metálico.
Mario bailoteaba por las calles como… sin
vergüenza, porque tocaba para él, y sólo para él, la “Orquesta
Libertad”.
CARLOS SÁEZ
Contaba con sencillez, con humildad y casi pidiendo permiso en el oficio. Así era él. Sencillo, humilde, elegante y con un corazón que no le cabía en el pecho. Carlos se marchó hace apenas un mes y desde aquí queremos rendirle homenaje con este cuento que generosamente nos regaló. Cada vez que lo leemos resucitamos al amigo. Gracias Carlos.
Siempre damos las gracias al autor o autora de la ilustración. Esta vez Raquel Marín ha hecho un trabajo muy condicionado porque recibió y asumió el encargo con la alegría que a nosotros nos faltaba y la generosidad de siempre. Ha quedado fantástica. Raquel, mil gracias.
RAQUEL MARÍN
Raquel Marín (La Rioja, 1980). Estudió Bellas
artes en Cuenca. Y después decidió especializarse en Ilustración, lo que le
llevó a viajar a Barcelona, donde vive. Recibió en 2007 el Premio Injuve
de Ilustración. Desde entonces ha publicado 8 libros.
Actualmente colabora semanalmente con el
diario El País y también con el International Herald Tribune.