SUCEDIÓ UNA NOCHE
de Jackeline De Barros
Ilustración de Inés Vilpi
Al volver a casa se encontró el libro abierto
sobre la mesa y no pudo evitar ser atrapado por la primera frase. Se agarró al
segundo párrafo como un náufrago y siguió recorriendo, absorto, el camino de
las palabras.
Apenas se dio cuenta de que le temblaban las
manos. Con la derecha pasaba las hojas y con la izquierda sostenía un vaso con
agua. La primera gota se deslizó suave por la hoja hacia el centro del libro;
otras la secundaron. El papel las bebía con ansias igual que el lector a la
historia.
Para cuando terminó de leer estaba
amaneciendo, tenía el alma florecida, las letras habían germinado, y ya se
podían ver los primeros brotes tiernos asomando entre las páginas
somnolientas.
JACKELINE DE BARROS
Nació en un país donde cada instante es un cuento
en sí mismo. Ama la vida y las historias con las que se teje el día a día.
Escribe, cuenta, canta, inventa, comenta, reseña y vive intensamente la
literatura en todas sus expresiones. Es experta en Literatura infantil y
juvenil; gestora cultural, profesora de inglés (aunque ejerció durante muy poco
tiempo); ha desarrollado toda su vida profesional entorno a los libros para
niños y jóvenes, la edición y en el fomento de la lectura. Vive en
Málaga, su segunda tierra; ama su mar aunque no sea un río, y echa de menos un
trocito de tierra llamado Uruguay, donde el Río de los Pájaros Pintados baña la
orilla que la vio crecer.
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INÉS VILPI
Estudió magisterio y fue maestra durante diez
entrañables años de su vida. Siempre le fascinó el arte y la literatura.
Ahora lo que más le gusta es contar historias
dibujando y pintando, algunas las inventa ella misma, otras no. Actualmente
colabora con el Centro Andaluz de las Letras y con un colegio de su ciudad en
actividades artísticas y relacionadas con los libros y la lectura. También le
gusta modelar sus propios personajes con papel maché, aprender nuevas técnicas
y experimentar con nuevos materiales. Y que le cuenten un cuento, escuchar
canciones, cocinar, ver películas, leer, mirar un cuadro, una foto, un
graffitti, observar la calle y la gente desde la ventanilla del coche ... en
fin, todo aquello que le invite a sumergirme y disfrutar.
¡Ah! y meter los pies en el río.
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