27 de noviembre de 2013

cuento de noviembre

PRUEBA DE AMOR

de Manuel Castaño.

 


Foto: Manuel Castaño

La primera vez que apareció sobre el tejado del quiosco de prensa aquel enorme oso de peluche todo el mundo pensó que se trataba de la tontería de algún bromista. Paco, el vendedor de periódicos, tuvo que pedir ayuda al servicio de limpieza del ayuntamiento para que lo retiraran y lo llevaran al punto limpio.

La segunda y sucesivas veces que apareció el oso, los vecinos y viandantes de la plaza empezaron a pensar que se trataba de una excentricidad de Paco. Y éste, que no podía entender cómo volvía a aparecer, pensó que era mejor dejarlo allí arriba. Y así lo hizo.

         Una noche se escuchó un -¡te quierooooo!- por toda la plaza. Fue la misma noche en que María, la que fuera antes niña y ahora mujer, se percató desde su balcón, al que apenas salía, de la presencia de su ajado oso de peluche sobre el quiosco de Paco. Aquel que días atrás abandonó en el contenedor de basura.

 


MANUEL CASTAÑO. O Manuel Légolas como también gusta llamarse en esto de los cuentos, es extremeño de nacimiento y alcalaíno de adopción. Gusta de comer y beber bien. Y de contar cuentos. Y las tres cosas procura hacerlas en compañía. Comer y beber con cualquiera que le preste estómago o paladar. Y contar suele hacerlo con Carmen Fernández, o Carmen Légolas.

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30 de octubre de 2013

cuento de octubre


EL HILO
 
de Inés Bengoa

 

Fuente Foto.

 

   Le gustaba el orden, la pulcritud, el “cada cosa en su sitio”. Es por esto que todos los días se esmeraba en dejarlo todo bien recogido. Después, echaba un vistazo alrededor, respiraba una enorme bocanada de aire y sonreía, de oreja a oreja.

   Ese día, como los otros, hizo la cama, echó la ropa sucia al “cubo de la ropa sucia” y cogió un jersey del armario. Al ir a ponérselo vio como de un extremo sobresalía la punta de un hilo. Tiró de él. Al principio con suavidad pero, al ver que no salía, tiró un poquito más fuerte. Sí, ahora salía. Salía y seguía saliendo. Y empezó a arrastrar un poco de lana. Pero ella siguió tirando: ese hilo no podía estar ahí. Y tiró, y tiró… Y fue recorriendo pasillos con su hilo, abrió la puerta de casa y siguió tirando, y se alejó por el camino mientras tiraba, y se perdió de vista en el horizonte.

 
INÉS BENGOA, camina que te caminarás se perdió un día entre el “deber” y el “querer” y hete ahí que se encontró con los cuentos en medio del bosque oscuro. Y los tomó de la mano, y les prestó su voz, su cuerpo y su corazón. Desde entonces anda por las sendas del mundo habitada de historias.

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22 de septiembre de 2013

cuento de septiembre




REMILGOS

de Alberto Sebastián


Fuente Foto .

- No me gustan. Parecen gusanos con patas.
- Si no lo quieres dámelo a mí.
- Deja a tu hermana, por favor. Nora… si no lo has probado…
- ¿Eso qué es? ¿Los ojos?
- Cómete uno por lo menos. Nos invitan, y no sabes lo que cuesta conseguirlos.
- Es que me mira…
- ¿Me lo das a mí?
- Tú ya te has comido el tuyo, no seas tragón.
- ¡Pero si no lo quiere!
- ¡Nora! Deja de menearlo y cómetelo ya.
- Es que no tengo hambre…
- Dos horas con la tontería y el César está empezando a impacientarse.  Leo, acábate  el cristiano de tu hermana. Desde luego, no se os puede sacar de casa. No vuelvo a traeros al circo.



ALBERTO SEBASTIÁN,  se cayó de pequeño en el pozo de los cuentos tradicionales y se “enguachinó” con ellos, sabe miles. Desde entonces anda que te andarás contando historias de siempre. Intentando “desenguachinarse”.


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16 de agosto de 2013

cuento de agosto



HOMENAJE A LEWIS CARROLL

de Charo Pita



En la granja de Cheshire, un conejo blanco pasea impaciente de un lado a otro de la jaula. Los barrotes son muy estrechos y a través de ellos un conejo no puede escapar. No tarda en entrar el primer grupo de colegiales.
El conejo blanco se queda inmóvil. Los colegiales llegan acompañados por el granjero del enorme sombrero y un gato peludo y sonriente. Mientras el granjero del enorme sombrero les sirve el té y gesticula como un loco, el conejo observa con disimulo a los recién llegados. Por fin, una niña se acerca al conejo y lo acaricia. El animal, consciente de que debe esperar el momento adecuado, la deja hacer y sólo cuando el granjero del enorme sombrero y su gato se alejan con el resto del grupo, el conejo blanco  le pregunta en un susurro a la niña: ¿oye, por casualidad, no te llamarás Alicia? 


CHARO PITA,  así la llaman. Charo Pita nació a la edad de seis años cuando terminó de leer su primer libro. Desde entonces, la palabra se ha ido convirtiendo en su pasión y contar historias en su forma de estar en el mundo."

22 de julio de 2013

cuento de julio

Y DE FONDO UNA RANCHERA

de Soledad Felloza

 

Foto: Photocase

 

     ¿Ya te has puesto la chaqueta?-preguntó ella.

     Si -respondió él- y el pañuelo de seda que me regalaste, y el sombrero, y el bastón...

    Yo me puse los pendientes -dijo ella- y el vestido aquel que me planchaste un día, y el perfume de coco... y llevaré paraguas, porque llueve.

     Aquí no -dijo él- o si, porque aunque no haya sol cuando escucho tu voz avisándome que podremos pasear juntos, el día se aclara.

    No camines muy rápido -dijo ella- ya sabes que es difícil caminar y hablar a la vez.

    Aunque estés en silencio -dijo el- tu respirar sonando en mi oído me acompaña. ¿Vamos peque?

    Si.

    Y caminaron como hacía tantos años, hablando sin hablar, tocando sin tocar, amándose por ese extraño hilo que los unía mientras uno caminaba en el sur y la otra en el norte.

 


SOLEDAD FELLOZA  tiene una caja de hilos de muchos colores y un ojo de pez por el que mira el mundo. Mira que mira y teje que teje, historias e imágenes que anidan en tu corazón.

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30 de junio de 2013

cuento de junio

LA SOMBRA DE LA ABUELA

de María Molina

 
Cada día entiendo mejor las sombras, con mi edad ya se entienden mejor estas cosas oscuras.

Mi nieto las hace “chinescas”.

Ayer se me acercaba como un caracol fantasma. Para él las sombras son juguetes. Para mi también lo fueron. Yo no las llamaba “chinescas”, entonces no se conocían estas palabras, eran “sombrajos”, “películas con dedos”, “marionetas de luz”. Los domingos hacíamos “teatros” con ellas…

Ahora para mí las sombras son más cosas…

La del puente nuevo sobre el muro me hace sentir pequeña cuando espero el autobús. Tan grande es el puente  nuevo como su sombra y tan pequeña soy yo como la mía al lado de él.

A veces, mientras espero allí,  me entra una mezcla entre  flojera y ganas de jugar. Y así, floja,  medio soñando, repto como caracol en sombra por el muro,  hasta la silueta del puente y me fundo con ella. Luego, por la sombra del puente cruzo al otro lado, donde  los  que ya se fueron me están esperando.


MARÍA MOLINA es contadora, titiritera, soñadora, Maricuela. Es un cascabel de papel, dos ojos, a veces tres. Sale de una maleta, viaja en tren y tiene las orejas del revés.

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23 de mayo de 2013

cuento de mayo


UN RENCOR ANTIGUO

de Carles Cano
 



Los estudios de farmacia le habían enseñado el poder del acónito, de la belladona y del arsénico. En el pueblo, una aldea de mala muerte, nadie llegó a sospechar de ella, tan mona, tan educada y modosita, ¡y con carrera!

Primero envenenó a Sócrates, el gato. Después, al pastor alemán de los vecinos y, con la dosis justa en el depósito del agua, se cepilló a los cincuenta habitantes de la aldea. Pensó en emigrar, en huir lejos, pero se le había acabado el odio, y estaba segura de que en el infierno, donde se encontraría con toda aquella gentuza a la que había despachado, podría seguir con sus mixturas y preparados.

Desde la terraza la puesta de sol era espléndida, encendió un cigarrillo y se tomó su tacita de café con cicuta mientras oía llegar las sirenas de la policía.

 

 

 

CARLES CANO. Nos dice de sí mismo:

Me encantan las Caperucitas (ya voy por la séptima) y las morcillas (estas no las cuento). Quizá por sintonía cromática me deberían gustar los chorizos, pero no, lo mío son esas negras delicias de cebolla y piñones. También me gusta escribir, claro, y contar, y buscar “rovellons”, y los retablos góticos, y los gatos okupas, y, y, y...se me acaban los renglones.

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22 de abril de 2013

cuento de abril


LA BALLENA

 

de Juan Alfonso Belmontes

 

Me esquiva, dobla la esquina y la pierdo. La ballena se desliza por los callejones, se mece sobre nuestras cabezas. Asoma su morro rugoso por la alcantarilla abierta, y se vuelve a perder por las tripas de la ciudad. De las profundidades de un charco del descampado bufa un enorme chorro de felicidad.

 

-         ¡Por allí resopla! -dicen en la panadería.

Al atardecer, veo su cola hundirse entre los edificios del extrarradio, que se van llenando de luces, de gente que vuelve a casa, que se besa, que bosteza, que se rasca. La ballena, lánguida, abre la bocaza y se traga un banco de suspiros, pequeños como gambitas.


 

 
JUAN ALFONSO BELMONTES. Biólogo de formación,  maestro de profesión, escritor, titiritero y narrador de corazón. Amigo de Légolas con quien compartimos muy buenos momentos. Te recomendamos que le eches un vistazo a sus libros infantiles La Boda del Gallo Pinto y La Vaca Condesa en la editorial OQO.

24 de marzo de 2013

cuento de marzo


LATIDOS

de Cristina Temprano




         Su habitación se llenó de mujeres. Tres. Otras tantas salieron para esperar afuera. Llegó también un hombre. Traía una bombona de oxígeno y como aquellas, un chaleco del 112. Mientras conectaban máquinas y cables, cerraron. Ya eran 29 días soñando. Nerviosas, las otras pegaban sus orejas a la puerta. El tiempo se hizo interminable.

         - ¡No me despierten! - escucharon. 79 inviernos. 29 días sin dejar de soñar. Dentro prisas, pruebas, intentos. 

         Miedo. Fuera. Tres. Su mujer y sus hijas. -¡No me despierten!-oyeron de nuevo. 

         Se abrió la puerta. Salieron mujeres y aquel. -No entendemos qué ha pasado. Su corazón... 

         Miedo. Las hijas. La madre. Cuando entraron estaba sentado en la cama. Sus piernas se balanceaban sin llegar al suelo. Pantalón corto. Camisa de franela. El pelo ondulado tenía el brillo anaranjado de sus ocho años. Sonreía. Los ojos chispeaban de vida y ganas de correr. El corazón del niño que siempre fue, latía soñando... con volar.





CRISTINA TEMPRANO. Se aficionó a los cuentos porque quería conocer el mundo entero y viajar a todos los tiempos: pasados, presentes, futuros, paralelos, tangentes, perpendiculares, irreales, imaginados, imposibles… Comenzó a contarlos porque se enredaron en su voz, un poco sin querer y un poco queriendo. Se dejó atrapar por las letras y casi sin darse cuenta comenzó a andar ese camino habitado de palabras y silencios. Ahora sus pasos están llenos de historias. Vive en una isla, abrazada por esa inmensa mar azul que es frontera y horizonte, y sueña con que una maleta llena de cuentos, le lleve a viajar por el mundo.

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23 de febrero de 2013

cuento de febrero


EL PAVO

de Ignacio Sanz




        El pavo seguía en la cocina con cara mustia y la cresta caída, como si se temiera lo peor. Apenas podía revolverse dentro de la caja que alguien habría traído a nuestra casa. Papá opera a mucha gente que se muestra agradecida. Mi hermana y yo, cuando llegamos de jugar con la nieve y lo vimos en la cocina, le repusimos el plato de pan migado. Nunca antes habíamos tenido un animal vivo dentro de casa. A mamá le dan repelús los animales. Nunca nos permitió ni perros ni gatos. Reme se ocupa de la cocina y la limpieza, pero estaba en su pueblo por una enfermedad de su madre. Y allí seguía el pavo tres días después cuando, tras nosotras, llegó papá del hospital; lo miró caviloso y, como si estuviera haciéndose una pregunta de improbable respuesta, dijo en alto: sí, ¿pero quién?




IGNACIO SANZ. Escritor, folclorista, narrador oral, alfarero, tertuliano, amigo y amante. Con sus ojos tímidos lo escucha todo, con los oídos ve imágenes que deslumbran en sus relatos. Buen conversador en cualquier escenario, desde una sala de conferencias a la barra de una taberna. "Brindador profesional".

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19 de enero de 2013

cuento de enero


UNO

de Cristina Verbena



         En el sueño llueve. Ella corre a la cabina en el fondo de la plaza. Las monedas en la mano. Marca, lento, le cuesta recordar, el número de casa y no oye la voz que espera sino la del amigo que murió: "Eres preciosa, le dice, te irá bien, preciosa"... Se corta. Marca de nuevo. Nada. Ni su casa, ni la voz. En el sueño gasta todas las monedas.


DOS

de Cristina Verbena


         En el sueño cae desde lo alto de bruces contra el suelo. Ahí se queda, muy quieta. Dolor. Suena el teléfono. Rebusca en el bolsillo, es su hermana. "Estaba recordando, tata, dice antes de que ella logre hablar, cuando éramos pequeñas y tu te lanzabas en plancha a parar todos los balones. Eras la mejor portera del mundo, ¿recuerdas?"
"Si", contesta aún en el suelo, risas y llanto a un tiempo, "recuerdo lo importante que era pararlos".




CRISTINA VERBENA. Se atarantó de pequeña, no con una araña, sino con los cuentos. Se atarantó y entre sus labios se tejieron las historias. Y por eso baila, y por eso canta, y por eso cuenta, para atarantarse de ritmos, de sonidos, de palabras.

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