19 de enero de 2013

cuento de enero


UNO

de Cristina Verbena



         En el sueño llueve. Ella corre a la cabina en el fondo de la plaza. Las monedas en la mano. Marca, lento, le cuesta recordar, el número de casa y no oye la voz que espera sino la del amigo que murió: "Eres preciosa, le dice, te irá bien, preciosa"... Se corta. Marca de nuevo. Nada. Ni su casa, ni la voz. En el sueño gasta todas las monedas.


DOS

de Cristina Verbena


         En el sueño cae desde lo alto de bruces contra el suelo. Ahí se queda, muy quieta. Dolor. Suena el teléfono. Rebusca en el bolsillo, es su hermana. "Estaba recordando, tata, dice antes de que ella logre hablar, cuando éramos pequeñas y tu te lanzabas en plancha a parar todos los balones. Eras la mejor portera del mundo, ¿recuerdas?"
"Si", contesta aún en el suelo, risas y llanto a un tiempo, "recuerdo lo importante que era pararlos".




CRISTINA VERBENA. Se atarantó de pequeña, no con una araña, sino con los cuentos. Se atarantó y entre sus labios se tejieron las historias. Y por eso baila, y por eso canta, y por eso cuenta, para atarantarse de ritmos, de sonidos, de palabras.

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