LATIDOS
de Cristina Temprano
Su habitación se llenó de mujeres.
Tres. Otras tantas salieron para esperar afuera. Llegó también un hombre. Traía
una bombona de oxígeno y como aquellas, un chaleco del 112. Mientras conectaban
máquinas y cables, cerraron. Ya eran 29 días soñando. Nerviosas, las otras
pegaban sus orejas a la
puerta. El tiempo se hizo interminable.
- ¡No me despierten! - escucharon. 79
inviernos. 29 días sin dejar de soñar. Dentro prisas, pruebas, intentos.
Miedo. Fuera. Tres. Su mujer y sus
hijas. -¡No me despierten!-oyeron de nuevo.
Se abrió la puerta. Salieron
mujeres y aquel. -No entendemos qué ha pasado. Su corazón...
Miedo. Las hijas. La madre. Cuando
entraron estaba sentado en la
cama. Sus piernas se balanceaban sin llegar al suelo.
Pantalón corto. Camisa de franela. El pelo ondulado tenía el brillo anaranjado
de sus ocho años. Sonreía. Los ojos chispeaban de vida y ganas de correr. El
corazón del niño que siempre fue, latía soñando... con volar.
CRISTINA TEMPRANO. Se aficionó a
los cuentos porque quería conocer el mundo entero y viajar a todos los tiempos:
pasados, presentes, futuros, paralelos, tangentes, perpendiculares, irreales,
imaginados, imposibles… Comenzó a contarlos porque se enredaron en su voz, un
poco sin querer y un poco queriendo. Se dejó atrapar por las letras y casi sin
darse cuenta comenzó a andar ese camino habitado de palabras y silencios. Ahora
sus pasos están llenos de historias. Vive en una isla, abrazada por esa
inmensa mar azul que es frontera y horizonte, y sueña con que una maleta llena
de cuentos, le lleve a viajar por el mundo.
Si quieres
saber más porque aún no conoces a Cristina, pincha aquí.
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