PALABROS
de Alberto Sebastián
Ilustración de Raquel Marín
Una anacrusa miraba todos los días a un
oxímoron en el autobús. Una tarde se bajó en su parada y dejó caer una carpeta
llena de partituras, que se dispersaron por la calle.
Él, con gentil displicencia y una torpe habilidad le ayudó a recogerlas.
-¿Estudias música?
-Sí. Bueno… es a lo que me dedico. ¿Puedo invitarte a tomar algo?
Fueron
a un café. Ella no podía dejar de observarle. No era guapo, pero había un
atractivo irresistible en sus facciones. Además su voz, profunda y aguda, era extrañamente seductora. Anochecía
cuando él se despidió con sosegada
premura.
Ella volvió a casa fascinada. ¡Qué
personalidad! Esa madurez infantil, esa endeble seguridad, esa rebeldía conformista…
Mientras tomaba un té pensó que lo único desconcertante había sido su sucia
pulcritud y cierta prudente irritabilidad.
“Yo le cambiaré”, se dijo revolviendo la
infusión con la cucharilla.
ALBERTO SEBASTIÁN
Alberto se cayó de pequeño en el caldero de la pócima
de la oralidad y como Obélix tiene la fuerza de la palabra intemporal y las
historias contadas. Humilde, sencillo, sabio y amigo. Si te cruzas con él dile que
te cuente un cuento y que lo acompañe con anchoas de su tierra natal.
Si quieres saber más de él entra en albertosebastian.com
RAQUEL MARÍN
Raquel Marín (La Rioja, 1980). Estudió Bellas
artes en Cuenca. Y después decidió especializarse en Ilustración, lo que le
llevó a viajar a Barcelona, donde vive.
Recibió en 2007 el Premio Injuve de Ilustración.
Desde entonces ha publicado 8 libros.
Actualmente colabora semanalmente con el diario El País y también con el International
Herald Tribune.
Si quieres saber más sobre ella entra en raquelmarin.com
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